domingo, 26 de octubre de 2014

Lienzo

Colores reprochados
entristecen la gélida soledad
y acaloran el blanco luto.
Retazos de una voz que se ha callado
brotan en figuras y retratos,
flores, bosques y bosquejos
danzando al son de sus encierros,
calmando la sed de un calendario
que esgrime su pureza con extraño
y rinde un culto incierto
al desencanto.
Colores escupidos
adornan la última distancia
y coronan la mente en blanco.
Paisajes de una vez que se ha estrellado
nacen en solares y lunares,
bustos, gustos y disgustos
volando al viento de suspiros,
poblando la sombra de un solitario
que entrega su dolor, incluso, al daño
y deja un vano abierto
por si acaso.
Colores definidos
inventan el deseado mundo
y hacen que perder no sea tanto.

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