miércoles, 6 de mayo de 2015

A una musa de Garmash

Allí te vi,
silenciosa,
quizá algo melancólica,
pero tan hermosa.
No sé
si buscabas mi rostro
o te perdías,
en mil cabriolas mentales,
disfrutando el alboroto de las gaviotas.
No sé,
tal vez el eterno ocaso
que nunca terminaba de llegar
se llevara tus momentos
junto a mi tiempo.
Las olas de tu cabello
resonando en mi lamento
acompasado,
mi sed tratando de llegarte
y emprendiendo
la huía en el preciso instante
en que el vuelo de tu falda me rozaba el deseo
y clavaba mi pasión en tu regazo.
Allí te vi,
mi bella sin nombre,
y yo,
postrado a tus pies,
recibí el secreto de tu llanto
y aun lo llevo profundo en el alma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario